31.1.08

El tiempo

Fragmento de Ëbano, de Rysard Kapuscinski, libro muy muy recomendable por el fantástico estilo del polaco, que mezcla ensayo y reportaje periodístico en sus novelas autobiográficas. Además, esta reflexión sobre el tiempo nos viene muy bien en época de exámenes.
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El europeo y el africano tienen un sentido del tiempo completamente diferente; lo perciben de maneras dispares y sus actitudes también son distintas. Los europeos están convencidos de que el tiempo funciona independientemente del hombre, de que su existencia es objetiva, en cierto modo exterior, que se halla fuera de nosotros y que sus parámetros son medibles y lineales. Según Newton, el tiempo es absoluto: “Absoluto, real y matemático, el tiempo transcurre por sí mismo y, gracias a su naturaleza, transcurre uniforme; y no en función de alguna cosa exterior”. El europeo se siente como su siervo, depende de él, es su súbdito. Para existir y funcionar, tiene que observar todas sus férreas e inexorables leyes, sus encorsetados principios y reglas. Tiene que respetar plazos, fechas, días y horas. Se mueve dentro de los engranajes del tiempo; no puede existir fuera de ellos y ellos le imponen su rigor, sus normas y exigencias. Entre el hombre y el tiempo se produce un conflicto insalvable, conflicto que siempre acaba con la derrota del hombre: el tiempo lo aniquila.
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Dedicado a todxs lxs estresadxs que, como yo, pierde el tiempo en estas cosas sin luego arrepentirse ;)
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28.1.08

Dialéctica

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Hoy
mis ojos sólo son azules
si el azul es tu color preferido.

En realidad hoy
mis ojos no tienen color
ni hablan ni susurran ni gimen,
no son el espejo de nada
ni expresan
ni seducen
ni son
tiernos.

En su egoísmo cristalino sólo te quieren
porque no les pides nada a cambio.

Hoy
no busques respuestas en mis ojos
si antes no has suplicado
que hable.
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Woman driving, man sleeping (Eels) _ http://goear.com/listen.php?v=d7aa446
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"Recesión", "caída de las bolsas" o "desastre económico": dícese de la desaceleración de la riqueza acumulativa de una pequeña porción de la sociedad.

25.1.08

Menina da rua, 1994

¿No sería posible
que yo
volviera a nacer?
pregunta
una niña de la calle en Brasil
y lo transmite el periodista Dimenstein
que ha investigado esa masacre
-"un proceso sistemático de aniquilamiento:
a los niños se les tortura
se les aterroriza
se les prostituye"
-con riesgo de su vida.
Consideradas las cosas fríamente
y tras un somero cálculo de probabilidades
se impone la conclusión de que habría
que devolver a la realidad
a esa chiquilla:
¿cuántas veces
desgraciada
cuántas veces
tendrías que volver a nacer?
Texto: Jorge Riechmann
Foto: Chema Madoz

21.1.08

I

Irreverente es excéntrico. Anoche tuvo un cadáver entre sus manos y lo llamó Irrelevante. “Como no es importante –pensó–, lo utilizaré para mis experimentos con cruces gamadas y estrellas de David”.

Caminando, busca pisar el rayito de luz dibujado en la acera por la sombra homogénea de las hojas de los naranjos (Irreverente prefiere llamarlos “árboles inservibles” desde que se enteró de que sus naranjas no se pueden comer).

En el autobús le gusta observar miradas. Una bebé inquiere a todos con los ojos bien abiertos mientras descansa sobre los de su madre. Todos miran a su vez a la bebé.

Se relamen.

La científica radical piensa en diseccionar su cuerpo. El científico moderado la sometería a una prueba, decisiva para su tesis, consistente en estar 48 horas frente a máquinas telepáticas. El teórico del lenguaje pediría la cabeza diseccionada a la científica radical con tal de encontrar un molde gramatical en su cerebro. El antropólogo piensa en aislar a la bebé de todo estímulo cultural con tal de demostrar su teoría de la tabula rasa. La bióloga evolucionista está segura de que esa bebé está determinada por sus genes, pero es consciente de que sólo cuando crezca podrá contribuir a sus métodos científicos. Cuando pudiera responder a las encuestas de la bióloga evolucionista, el propietario de la cadena de estética idearía una campaña de marketing que le enseñara a ser femenina. El principal accionista de la televisión piensa, principalmente, en engancharla ya desde bien pequeña a una serie de adolescentes rebeldes que comen yogures caducados.

Irreverente también le mira. Piensa en que ya es demasiado grande para ir en carro y en que tiene demasiado plástico con forma de osito a su alrededor. “Señora, ese crucifijo ahogará a su hija cuando duerma”, a lo que fue respondido con negativas alusiones a su incumbencia. Irreverente piensa en que todos los nombres determinan lo que designan, y por eso muchas veces odia el suyo. Anoche, por cierto, Irreverente mató un mosquito y, al ver que no se quejaba, lo llamó Irrelevante.

La originalidad de Paulo Lemiski


La noche

me gotea una estrella en el ojo

y pasa



Perhapiness, Paulo Lemisnki
Foto: Santiago de Cuba.