Es imposible que no sepas qué ha pasado en Haití. Cuánto está sufriendo la gente. Las muertes. Los destrozos. Y lo buenas que son las potencias internacionales, que no paran de dar muchos millones y mandar tropas de ayuda humanitaria. Como Estados Unidos o Francia, tan buenos ellos.
Propongo que hagamos un sano ejercicio mental para evitar que la agresiva aceleración de lo que ocurre en el presente no eclipse el origen de éste
Haití es el país más pobre de toda América. Un 75% de su población es dependiente de la agricultura y la pesca y su PIB no alcanza los 7.000 millones de dólares (como yo soy muy mala para interpretar números que pasen de los dos ceros, siempre comparo: el PIB de EE. UU., el primero del mundo, es de 13.790.000 millones). Wikipedia dixit.
Pero hace 200 años, aunque no lo creáis, Haití era un héroe. Fue el primer país de Latinoamérica y el Caribe en declarar su independencia y librarse del sistema esclavista que Francia, país colonizador, había instaurado para lucrarse del comercio de azúcar y café. A cambio de reconocer la independencia del país caribeño y levantar el bloqueo económico, Francia propone en 1826 una negociación llena de escurridizos impuestos e intereses. Es la llamada "deuda externa". Esta deuda ha ido creciendo con el paso del tiempo, y en 2009 alcanzó los 1.884 millones de dólares.
Ahora volvamos al presente.
¿No sería lógico que en lugar de hacer donaciones se cancelara esa deuda? Como dice el presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, "esas «generosas donaciones» provienen mayoritariamente de los acreedores del país. En lugar de hacer donaciones, sería preferible que anularan las deudas que tiene Haití con ellos: totalmente, sin condiciones e inmediatamente. ¿Podemos realmente hablar de donaciones cuando sabemos que la mayor parte de ese dinero servirá para el pago de la deuda externa o para el desarrollo de «proyectos de desarrollo nacional», decididos de acuerdo con los intereses de esos mismos acreedores y de las oligarquías locales?".
Yo me creo que las donaciones vayan a parar a la reconstrucción de los sectores que, precisamente, sirven a las transnacionales para lucrarse a costa de los recursos haitianos. Sólo hay que ampliar el campo de visión unos pocos quilómetros, 10 en concreto, para darse cuenta de la influencia que tienen los desastres naturales en las actividades económicas de transnacionales extranjeras: 0. En Labadee, al norte de la isla, se materializa el paradigma de la explotación: ciega, desapercibida, impasible. Lo de los minutos de silencio ya no se lleva.
Porque mientras en una parte de la isla muere su población, en la otra, previamente separada por una valla para que la pobreza no ensucie las bonitas playas, hordas de turistas llegan en cruceros de lujo para tomar el sol y autocomplacerse comprando a los vendedores ambulantes ("¡pobres negros! Menos mal que nosotros les damos trabajo...").
La compañía de cruceros Royal Caribbean, cuyos accionistas son en su mayor parte estadounidenses, ha declarado en su defensa que donó colchones y sillas que les sobraban para ayudar en un hospital improvisado. También ha dicho que los ingresos de los viajes irán destinados a las víctimas del terremoto (traducción: se les ofrecerá trabajo en el complejo turístico). Es una estrategia redonda: no sólo se regozija de explotar los recursos haitianos ante la desgracia humana que ocurre a unos pocos quilómetros, sino que además pretende quedar bien con el sistema de donaciones que tan bien sale a las potencias políticas.
La naturaleza destruye las casas de los haitianos, sus parques, sus hospitales, sus, en el peor de los casos, vidas. Pero hay algo mucho peor todavía: arrebatarles el sentido de pertenencia de todo ello, ese "sus" que la vergonzosa deuda externa que el Club de París exige, las empresas transnacionales y el libre (para quien hace las normas) comercio quieren dominar. Si de verdad los Países del Norte quieren ayudar a Haití, lo que necesitan los haitianos es recuperar su soberanía y dignidad, lo cual pasa indudablemente por la cancelación (total, no un oportunista 10%) de la deuda externa y la nacionalización de las actividades que explotan sus tierras. Así podrán ganar su propio dinero y dotar a su territorio de buenas infraestructuras que puede que salven algunas vidas si una catástrofe así vuelve a ocurrir.
Pero hace 200 años, aunque no lo creáis, Haití era un héroe. Fue el primer país de Latinoamérica y el Caribe en declarar su independencia y librarse del sistema esclavista que Francia, país colonizador, había instaurado para lucrarse del comercio de azúcar y café. A cambio de reconocer la independencia del país caribeño y levantar el bloqueo económico, Francia propone en 1826 una negociación llena de escurridizos impuestos e intereses. Es la llamada "deuda externa". Esta deuda ha ido creciendo con el paso del tiempo, y en 2009 alcanzó los 1.884 millones de dólares.
Ahora volvamos al presente.
¿No sería lógico que en lugar de hacer donaciones se cancelara esa deuda? Como dice el presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, "esas «generosas donaciones» provienen mayoritariamente de los acreedores del país. En lugar de hacer donaciones, sería preferible que anularan las deudas que tiene Haití con ellos: totalmente, sin condiciones e inmediatamente. ¿Podemos realmente hablar de donaciones cuando sabemos que la mayor parte de ese dinero servirá para el pago de la deuda externa o para el desarrollo de «proyectos de desarrollo nacional», decididos de acuerdo con los intereses de esos mismos acreedores y de las oligarquías locales?".
Yo me creo que las donaciones vayan a parar a la reconstrucción de los sectores que, precisamente, sirven a las transnacionales para lucrarse a costa de los recursos haitianos. Sólo hay que ampliar el campo de visión unos pocos quilómetros, 10 en concreto, para darse cuenta de la influencia que tienen los desastres naturales en las actividades económicas de transnacionales extranjeras: 0. En Labadee, al norte de la isla, se materializa el paradigma de la explotación: ciega, desapercibida, impasible. Lo de los minutos de silencio ya no se lleva.
Porque mientras en una parte de la isla muere su población, en la otra, previamente separada por una valla para que la pobreza no ensucie las bonitas playas, hordas de turistas llegan en cruceros de lujo para tomar el sol y autocomplacerse comprando a los vendedores ambulantes ("¡pobres negros! Menos mal que nosotros les damos trabajo...").
La compañía de cruceros Royal Caribbean, cuyos accionistas son en su mayor parte estadounidenses, ha declarado en su defensa que donó colchones y sillas que les sobraban para ayudar en un hospital improvisado. También ha dicho que los ingresos de los viajes irán destinados a las víctimas del terremoto (traducción: se les ofrecerá trabajo en el complejo turístico). Es una estrategia redonda: no sólo se regozija de explotar los recursos haitianos ante la desgracia humana que ocurre a unos pocos quilómetros, sino que además pretende quedar bien con el sistema de donaciones que tan bien sale a las potencias políticas.
La naturaleza destruye las casas de los haitianos, sus parques, sus hospitales, sus, en el peor de los casos, vidas. Pero hay algo mucho peor todavía: arrebatarles el sentido de pertenencia de todo ello, ese "sus" que la vergonzosa deuda externa que el Club de París exige, las empresas transnacionales y el libre (para quien hace las normas) comercio quieren dominar. Si de verdad los Países del Norte quieren ayudar a Haití, lo que necesitan los haitianos es recuperar su soberanía y dignidad, lo cual pasa indudablemente por la cancelación (total, no un oportunista 10%) de la deuda externa y la nacionalización de las actividades que explotan sus tierras. Así podrán ganar su propio dinero y dotar a su territorio de buenas infraestructuras que puede que salven algunas vidas si una catástrofe así vuelve a ocurrir.
Más info:
+ Foro social mundial 2005, por la anulación de la deuda externa.
+ ¿Donaciones para una deuda odiosa? (Rebelión)
Ps: Valencia, la ciudad sin ley, el feudo peperístico por excelencia, sigue siendo vapuleada: su historia se escurre, destruyen el arte y, básicamente, joden a la gente.
(Actualizo a día 23/1 con...:)
6 comentarios:
Eres toda una periodista. Fuentes, artículos, neuronas... lo tienes todo!
"Yo me creo que las donaciones vayan a parar a la reconstrucción de los sectores que, precisamente, sirven a las transnacionales para lucrarse a costa de los recursos haitianos" (esta parte, la de tus neuronas, es mi favorita)
miau
PD: ingestio
PPD: se ha rallado, el sistema prefiere gecas
No sólo eres mi única lectora sino que también me haces la pelota... ¡tú si que lo tienes todo!
=D
Perdón señora, hay lectores silenciosos o más bien sigilosos. En cualquier caso -con los loores de Lola tenés bastante- creo que el PIB de Haití no puede ser nunca esa cantidad. Pueden ser millones, pero no 7000 €. Igual comparaste el PIB per cápita con el PIB total de EEUU. Revíselo usted.
Wow, se me había olvidado el factor "millones", gracias por darse ud cuenta, señor silencioso!
no es peloteo... ¬¬
coutudx!
Solo una fuente más:
http://www.youtube.com/watch?v=I8uG7NxF1jM
a los paises acreedores no les interesa la ruina total, sino la ruina casi total controlada... por eso no pueden dejar completamente que se vaya al carajo! si no no quedarán personitas para que el pais pague la deuda... es, curiosamente, la misma base del estado del bienestar: la explotación total no es la mejor forma de producción, si no la explotación limitada... que pemite continuar con el sistema sin que se autodestruya
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