Ya no queda más dinero suelto
para jugar a las máquinas
o todavía
guardo un billete arrugado,
que puedo cambiar,
en el bolsillo del abrigo.
Todavía puedo echar el bofe
o es mejor
que ya
no me esfuerce demasiado subiendo las cuestas.
Todavía puedo reventarme el corazón.
O ya
le he dado una pastilla para dormir
y es
un mar azul de la tranquilidad.
en Perra Mentirosa
Hay hombres en mi vida
que no son mi marido ni mi padre,
que no son mis amantes ni mis novios.
Que están ahí
y que me hacen temblar cuando me cercan
con palabras que no entiendo
y que a menudo
no sé
cuántas cosas
significan.
en Hardcore
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