30.10.08

¿Qué estás haciendo aquí?
¿Qué quieres?
¿Es música?
Podemos tocar música.
Pero quieres más.
Quieres algo y alguien nuevos.
¿Estoy en lo cierto?
Por supuesto que lo estoy.
Sé lo que quieres.
Quieres éxtasis.
Deseo y sueños.
Las cosas no son exactamente lo que parecen.
Te guío de esta manera, él te arrastra de esa manera.
No estoy cantando para una chica imaginaria.
Te estoy hablando a ti, mi propio yo.
Recreemos el mundo.
El palacio de la concepción está incendiándose.

Mira. Contempla cómo se quema
Toma color junto a los carbones calientes.

Eres demasiado joven para ser vieja.
No necesitas que te lo digan.
Quieres ver las cosas como son.
Sabes exactamente lo que hago.
Todo.
.
.
Los poemas ocultos, Jim Morrison
----
Foto patrocinada por la tranquilidad punzante del Sahara

19.10.08

"Cuando se tenga dolor de cabeza hay que tomarse dos poemas"

La autora de estas palabras es Maram Al-Masri, una poeta nacida en Latakia (Siria) que se trasladó a París en 1982, después de estudiar literatura inglesa en Damasco. Hoy es considerada una de las voces femeninas más conocidas y más cautivadoras de su generación. Se dedica exclusivamente a la literatura y a la traducción. Participa asiduamente en numerosos festivales internacionales de poesía, no solo en Francia, donde reside, sino en paises tan distintos como Argentina, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Italia, Suecia, Túnez, Siria, Egipto, Marruecos, Kuwait y por supuesto España. Además de varios cuentos y numerosos poemas en revistas y antologías, ha publicado varios libros.


La declaración que da título a la entrada está extraída de una entrevista que le hizo el diario La Voz de Galicia.


.
.
.

Te miro - Maram al-Masri
.
.
Su estilo es sencillo y cotidiano. Ella califica su temática de "intimismo femenino", a la vez que señala que su poesía está dirigida tanto a hombres como a mujeres. A continuación adjunto unos poemas de su libro "Te miro", publicado en 2005 en edicíón bilingüe (árabe- castellano) por Lancelot.
.
.
.
Todo lo que poseo
está aquí ofrecido,
como la hierba.
.
Tus dedos me desenredan,
como el viento
soy libre.
.
.
.
Apostada ante tu pecho,
recojo
tu suspiro
y me lo guardo para el día en que me ahogue.
.
.
.
.
No pensaba en nada
o
eso parecía.
No llovía
ni había grandes tormentas.
.
No había
motivo,
o
eso parecía,
para que cogiera un cuchillo
y cortara
las venas
de su vestido.



---
Gracias, pecoso. Van muchos besos para allá.

ﻣﺮﺍﻡ ﺍﻟﻤﺼﺮ

17.10.08

Debate en la UCM con rector incluido

Interesantísimo debate sobre la reforma del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) promovido por la Asamblea de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Podremos nosotros, como mínimo, organizar una huelga en todas las facultades?


---
Ojalá

15.10.08

Café y óvulos

Mayka de Castro Rodríguez




“Lo que los hombres quieren aprender de la naturaleza
es la forma de utilizarla para lograr el dominio integral
de la naturaleza y de los hombres”.
Dialéctica del iluminismo, Adorno y Horkheimer



Imaginémonos que todas las mañanas, a la hora en la que te dispones a endulzar ese café que te abrirá las persianas que tienes por ojos, te viene a la mente la imagen de un hombre masturbándose en una aséptica habitación. Así, de repente y sin más. Una imagen rápida provocada por un agente externo a tu dormida mente. Todas las mañanas. La publicidad de las cafeterías de la Universitat de València es lo que tiene: te puedes aprender de memoria las máximas de Confucio tomando café, admirar la carnaza de Supermodelo 2008 en los envoltorios de los bocadillos o convencerte con los sobres de azúcar sobre lo de moda que está y lo normal que es donar tus gametos sexuales.

Ya sabemos que desde hace mucho se evita el debate sobre si la publicidad es impositiva o no. ¡Cómo podemos pensar tan mal! Todavía menos si el público es un/a fértil joven que se evade por un momento de la vida académica –o de la incesable búsqueda de trabajo precario compaginado con las clases– en la cafetería de la facultad. Obviamente, nada de imposición hay en la publicidad insertada en los objetos con los que interactuamos cotidianamente, mucho menos si a lo que te anima un
sobrecillo de azúcar es a "hacerles feliz, hacerte feliz". ¿Qué mala intención podría haber en tal consigna si además se ocupa de dirigirse tanto a hombres como a mujeres ("hazte donante de óvulos", "hazte donante de semen")? ¿No queríamos igualdad? Aquí hay a pares y en montones encima de la barra. Sin embargo, una querría que al mensaje de “¡hazte donante de óvulos!” le viniera a la mente una imagen femenina homóloga a la masculina. Ya saben, la habitación aséptica. Por eso, pese al claro papel que la publicidad juega en el feminismo del siglo XXI (ese de Sexo en Nueva York y Sexy Killer) y en la superación de roles sexuales, señalaré uno de los problemillas de los que tan importante institución adolece: escasea –y mucho– de información.


La primera cuestión –y la más evidente– sobre la donación de óvulos es la del cómo. Se necesitarían muchas letras sobre fondo rosa para explicar el proceso que ha de pasar una mujer para llegar a ser la perfecta máquinasolidaria que anuncian en dicha publicidad. Ya que en el ciclo fértil de una mujer el número de óvulos es limitado, la máquinasolidaria en cuestión debe administrarse hormonas durante tres semanas para que luego le extraigan, previamente sedada, sus folículos –creados, dicho sea de paso, a la manera del foie. Vaya, es mucho más rápido y claro imaginarse la escena hombre vs. recipiente que a una mujer asistiendo secuencialmente a ecografías, analíticas y pruebas que anteceden a la donación en sí mediante punción folicular (¡uy!, qué nombre tan poco publicitario).

El proceso mantendría ocupada a la máquinasolidaria unos veinte días entre el tratamiento de estimulación ovárica, extracción y control hormonal posterior, mientras que para el hombre el tiempo se cuantifica, como mucho, en horas. Parece que el "comparte felicidad, comparte solidaridad" no hace mucho por descifrar esa falsa igualdad que quieren atribuir a la donación de gametos sexuales en hombres y mujeres. Por no hablar del estado anímico que produce una saturación de estrógenos o del riesgo de hemorragias, infecciones e incluso perforaciones a los que se somete la donante. Es más, la solidaria mujer que se dispusiera a compartir su felicidad podría, en un caso remoto pero posible, morir. Según la revista Science, "entre un 0,3 a un 10% de las mujeres a las que se induce la hiperproducción de óvulos experimentan un grave síndrome de hiperestimulación ovárica que produce dolor, que a veces exige hospitalización, fallo renal, posible infertilidad futura,
e incluso la muerte".





Pero no nos pongamos apocalípticas todavía o el café nos sentará mal. Las dóciles consignas no tienen la culpa, seguramente la empresa valenciana Crea (Centro Médico de Reproducción Asistida) no habrá hecho ningún estudio de mercado (¿estudios de mercado? ¡Pero si hablamos de solidaridad!) para determinar que el público potencial al que debe dirigir su nada demagógica publicidad son chicas jóvenes entre los diecisiete y los veinte y pocos años, preferentemente universitarias y/o en paro. Y si lo ha hecho, todo sea por la felicidad. Porque se trata de eso: nada tiene que ver la compensación económica que reciben las donantes por los desplazamientos, que puede llegar a los 2.000 € (cifra irrisoria si tenemos en cuenta los riesgos que corren con el tratamiento). Tampoco tiene nada que ver en esto de publicitar la donación de gametos los más de 6.000 € que cobran las clínicas privadas -que llegan a hacer hasta el 90 % de los tratamientos- por la fecundación in vitro de los óvulos donados. No íbamos desencaminadas al pensar que de lo que se trata aquí es de felicidad. Sobre todo de la de empresa, que bien podría cobrar precios más adecuados para extender la dicha a todos los vecinos. Pero claro, Crea no va a crear vida gratis.

Con esas suculentas cifras, no resulta tan descabellado pensar que se creen mercados que incluso sobrepasen nuestras fronteras. ¿Por qué no van a ser mercancías los gametos si son perfectamente divisibles y transferibles? ¿Y por qué no se va a crear un mercado de óvulos en España con el vacío legal que hay en este tema? Sí, ya sé lo que dirán, que si la
Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida estipula que “la donación nunca tendrá carácter lucrativo o comercial”, que si la Ley de Reproducción Asistida dice que “la donación se establecerá mediante contrato gratuito”... Pero la realidad, la que debería saberse en las cafeterías y paradas de autobuses, es que las europeas vienen a España a fecundarse porque en sus países está prohibida la donación de óvulos debido a los riesgos para las donantes. La realidad, la que deberían saber todas las mujeres que se someten al tratamiento, es que las clínicas privadas se hacen de oro a costa de la flácida legislación española y de una publicidad superflua, tergiversada e incluso engañosa. ("Este tratamiento no tiene ningún efecto perjudicial para tu salud").

Pero comerciar con la felicidad no es algo nuevo. Hace unos nueve años se descubrió que en Rumanía se venía desarrollando un
mercado de óvulos que se fecundaban en el país de origen de las donantes con semen enviado desde clínicas inglesas. Una vez fecundado, el óvulo se iba de viaje hacia algún vientre de Gran Bretaña. Las donantes rumanas cobraban 250 € por sus genes de raza aria. Si no hemos pensado mal de antemano con la publicidad, no lo haremos con el tema de la deslocalización de óvulos. La achacaré a una razón asumida hoy en día sin ser criticada como es la existencia de materia prima barata en Rumanía. No diré que la selección de genes con los que construir a tu hija/o –es decir, los llamados “hijos a la carta”– puede provocar una jerarquía piramidal de la dignidad humana, en cuya cúspide estarían las blancas rubias con ojos azules. No seamos tan malas. Pero vamos, que de ahí a la mercantilización de la reproducción humana hay una línea muy fina.

13.10.08

Pedro Méndez Suárez

6.10.08


Y el tiempo pasa

como gota a gota

cayendo sobre mi entrecejo
(...)
.
.
.
.
Foto: "Silencio", de Ron Vargas

5.10.08

Todavía recostándose en el sillón biplaza, ella cree recordar que tenía la virtud de la buena memoria. “No es el caso”, se consuela mientras mira la chimenea. Su retina refleja la imagen en el fuego: un colchón, abrazos, besos. Quizá sexo. Final inconcluso. El movimiento de las llamas abstrae lo suficiente como para acallar la marejada mental. Sin embargo, piensa en futurístico sobre la posibilidad de que se abra la puerta.

- Cuántas veces tendré que decírtelo: las caricias son puntuales –suena una voz quebrada desde la mecedora contigua al sillón en el que se sienta. (Siempre hay una mecedora frente a una chimenea).

Gira levemente la cabeza. No se había percatado de su presencia. Es viejo y su aspecto es descuidado en conjunto, a excepción de unas bonitas manos que reposan sobre su barriga.

- ¿Qué haces tú aquí? –despectivamente- Ya he dicho que no es el caso. Acaba de ocurrir ahora mismo. Deja que reflexione un poco. ¡Déjame en paz!

- Te equivocas en los conceptos. Todo ha pasado. Todo es pasado. Por eso estoy yo aquí. Debo supervisar una correcta organización de los recuerdos por parte de tu memoria -a veces su voz quebrada diluía el tono pedante que utilizaba.

- Oh venga, por favor. A Losantos le hace más falta que a mí. Todavía estoy asimilando lo que ha pasado ahí dentro. No me gustan las imposiciones, ¿sabes? Para que lo entiendas: eres como una jugosa naranja a la que puedo morder en cualquier momento. No eres impenetrable. ¿Por qué si no hay diversos puntos de vista históricos?

Las manos del viejo Pasado se mueven al ritmo de sus pausadas vocalizaciones. Es el único movimiento que realiza. La mecedora, superando la básica inercia, permanece pétrea. Aún así, ella no observa las hazañas del viejo. Ambas miradas están fijas en el fuego, la única fuente de luz en todo el salón.

- Para que lo entiendas tú –carraspea–: yo soy como el espejo retrovisor de un coche. Estoy al alcance de tu mirada, pero siempre te mostraré el camino que ya has recorrido.

- Pero en ese presente –abre los ojos, como si quisiera absorber con ellos el aire de sus palabras– el camino recorrido puede haber cambiado en el momento en el que miro: un nuevo coche, un nuevo paisaje…

- ¡Ah no! –levanta las manos, pierde el control: rechina la madera– ¡ya me sé el sermón de Heráclito! Yo te hablo de recuerdos, de memoria. Tu capacidad de percepción sólo te permite recoger una o dos imágenes de las mil que se crean en tu retina al segundo.

En ese momento se abre la puerta. Una cabeza asoma por el quicio.

- ¿Qué haces ahí? Vuelve a la cama, anda…

Ella desvía la mirada. Se levanta sin responder. No mira hacia atrás. Entra a la habitación mientras el fuego refulge dentro de la chimenea. Frente a él, la mecedora tambalea humanamente.

4.10.08

Olha que coisa mais linda

¡No al préstamo de pago en bibliotecas!

Comparto con vosotros un artículo de Sampedro que considero fundamental para entender por qué se quiere imponer un canon en las bibliotecas. Aterra la tendencia, cada vez mayor, de reivindicar derechos a la propiedad privada (intelectual, material) como tapadera para fomentar el mercantilismo y beneficiar a las grandes empresas capitalistas.
.
.
POR LA LECTURA

José Luis Sampedro


Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:

a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura? Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación? ¿Acaso dejaron de cobrar por el libro? ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas? ¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!