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Pues sí, cada una tiene sus neuras. Y la mía es la de la naturalización. Se puede entender a partir del texto que sigue. Es un pequeño fragmento de un gran ensayo de Antonio Méndez Rubio titulado La apuesta invisible (vaya, el titulo ya dice bastante.. :P), en el que conjuga los estudios culturales con la crítica política y social.
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La ideología masiva, en el sentido que usaría Williams de “modo entero de vida”, se presenta así como en el caso de Disney acorazándose en una oficialidad pública que la naturaliza como instrumento de poder. Esta naturalización, concebida como tendencia a no reconocer los propios intereses o la propia naturaleza ideológica, creo que puede compendiarse en cuatro grandes pilares de lo que, según esto, podría considerarse una ideología de la no-ideología: la (no) ideología de la competitividad, la (no) ideología del consumo, la (no) ideología de la tecnología, la (no) ideología del imperio. La competitividad actúa como valor dinámico, componiendo una dialéctica entre exclusión social e individualismo posesivo en la que éste funciona de forma compensatoria, prometiendo todo aquello que evacua la lucha por no quedar fuera de juego (confianza, estabilidad de los vínculos, solidaridad...). Como en el diseño estándar de los concursos televisivos, al mejor estilo Gran Hermano o también (más suave y metódicamente) Operación Triunfo, la convivencia y el apoyo mutuo sólo pueden ser un pasaje temporal, sometido a la implacable mecánica de la nominación. Este tipo de programas masivos renueva con ello la vitalidad de la nueva Sociedad Titanic, es decir, aquella que ha naturalizado como nunca la feroz ley del “sálvese quien pueda”.
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MÉNDEZ RUBIO, Antonio. La apuesta invisible. Cultura, globalización y crítica social. Montesinos (Ensayo), 2003
2 comentarios:
¿Todo es culpa del capitalismo? ¿Hasta la estupidez, el horterismo, la superficialidad y el morbo barato y chabacano de Gran Hermano y Operación Triunfo? Vaya, yo que pensaba que podía apagar la tele y leer algo de Nabokov.
Pues me doy el derecho de citar a Buñuel:
"No eres libre como imaginas. Tu libertad no es más que un fantasma que va por el mundo con un manto de niebla. Cuando tratas de asirla se te escapa sin dejarte más que un rastro de humedad en los dedos."
Y decir que esa naturalización ideológica, que no es más que una forma en la que se presenta la - con el perdón de Sartre - falacia de la libertad innata, tiene sus raíces allá con Moisés y sus tablas.
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