14.1.09

Al fuego con el conocimiento

Ella no quería saber cómo se hacían las cosas, sino por qué. Esto puede resultar muy embarazoso. Se pregunta el porqué de una serie de cosas y se termina sintiéndose muy desdichado. (...) Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enséñale sólo uno. O, mejor aún, no le des ninguno. Haz que olvide que existe una cosa llamada guerra. (...) Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado o cuánto maíz produjo Iowa el año pasado. Atibórralo de datos no combustibles, lánzales encima tantos “hechos” que se sientas abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o la Sociología para que empiecen a atar cabos.
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BRADBURY, Ray. Fahrenheit 451. Barcelona: Debolsillo, 2007.

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