20.6.08



Te muerdes las uñas histéricamente
mientras piensas en cómo él vería el sol
descender por el edificio de enfrente
desde esta ventana,
un cuadro inmóvil en tu habitación, donde
ahora las de los pies, luego el cuero cabelludo
sufrirán tu maniqueísmo, esa absurda
manía de tocarte
por carencia
de caricias;

entonces un soplo de aire destroza la infraestructura
de ese museo posmodernista, tu habitación construida
con teorías y leyes sin operar, textos, papeles que se vuelan;
las paredes se caen,
y los vecinos gritan
es el Apocalipsis, ¡el Apocalipsis!
en el edificio de enfrente hay una chica
tocándose las uñas, el cabello y la moral
tirada en la cama resignada parece que
intenta dormir
mientras las paredes se caen
no hay cuentos ni crítica, ni novela negra ni fábulas
es el Apocalipsis, esa ignorante
(ni ensayo ni poesía ni tratados sobre el amor)
se aferra al cojín
(ni antologías, compilaciones, boletines oficiales)
pensando que fingirá
sin manual de instrucciones, sin índice ni epílogo, sin retórica ni ¡basta de autoayuda!

se abraza al cojín pensando que él también
fingirá que le quiere


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Foto: Sasha Borodinova
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso, con un final un poco triste..aunque creo que así son los finales, no?

Sigue escribiendo y sigue publicando, yo seguiré leyendo.

Un beso

Zwanzig dijo...

y cuando vivir sea fingir que se vive, que es al fin y al cabo lo que pasa(n): los días.

acabaremos todos en el mundo beat, comiéndonos las uñas que nos arrancamos en otra vida, es decir en otro día. en otro momento. Rehacer, fingir y fingir porque no hay nada más cierto que aquello que se cree, y es cierto durante ese instante. Después la nada, después: el amor: cierto en el momento en que se hace.

rod dijo...

(Haciendo una lectura personal y no demasiado original)

Se me ocurre demasiado a menudo en estos días vacíos que no hay nada peor que estar solo en Verano (o en Otoño, Invierno, Primavera...).