14.9.10

Diario de una isla



És que això és un despropòsit!

Por un momento he querido que todas las cosas que nos rodeaban cobraran vida: que la mesa se tropezara para minimizar mi caida, que los libros taparan mi voz; que el aire cobrara cuerpo y se sentara entre los nuestros. Pero no, ahí sólo estaba yo. Yo, abríendome en canal y llorando, ay de ti llorona, mientras apartaba mi abrazo. Es duro que te aparten cuando vas a abrazar a alguien, y es duro llorar cuando la otra persona piensa que eres una auténtica gilipollas: te sientes isla, te conviertes de repente en un archipiélago Svalbard frio e inahabitado. Ay llorona, que no te descubran, ¿no ves que no contestará a tus cartas? ¿No comprendes que si te abres en canal lo único que haces es mostrar más tu vacuidad ártica, Svalbard, tus amplias extensiones nevadas? De nada sirve la especulación, tus colonias aisladas están incomunicadas, la tierra es inerte y tú eres pura fragmentación y belleza salvaje, Svalbard: vida e incertidumbre, tú eres la modernidad que nunca podrá salvarte; tú eres un despropósito en la era de la globalización y la hipercomunicación. Asúmelo. Porque no serás tú quien traiga la vida a esta isla.

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